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Detalhes Técnicos
El nombre de John Ford trae a la memoria westerns inolvidables como “La Diligencia”(Stagecoach) o títulos importantes como “Qué Verde Era Mi Valle”(How Green Was My Valley) “Mogambo” o “El hombre tranquilo”(The Quiet Man). Esta última siempre ha sido una de mis favoritas, John Wayne con pantalones tweed a juego con una bonita boina, en vez de un sombrero tejano y un caballo debajo, deslumbrándome ante un papel tan dramático y cómico a la vez que no tiene desperdicio…………. La producción de este director es inmensa esas 4 son mis preferidas. En” As Vinhas Da Ira” Jonh Ford deja de lado sus clásicos westerns para hacer una película diferente con un matiz político y de compromiso con la realidad que se vivía en su país. Después de la gran depresión del 29 llegaron los tiempos de sequia y las consecuencias del “crack” de la bolsa de NY. John Steinbeck plasmó en una novela estos fatales resultados, John Ford hizo lo propio en el cine en esta adaptación de la novela.
Todo gira en torno a una familia de granjeros de Oklahoma que expulsados de sus tierras embarcan en un proyecto quimérico hacia la tierra prometida California. Este éxodo es una lúgubre aventura de miseria y pobreza como pocas se han descrito. Personas hacinadas en campamentos pasando hambre y buscando un trabajo que no aparece por ningún lado. Empresarios y bancos corruptos hinchándose los bolsillos de dinero a costa del trabajo arduo y esclavista de gentes trabajando por un plato de comida………capitalismo en un grado superlativo, apoyado por policías y políticos que son gusanos dejando un rastro de baba viciada. Han pasado 80 años desde ese inicio de esa crisis y en una ironía del destino el tema de este clásico es de la más rabiosa actualidad.(La evolución humana es muy discutible). John Ford filma en negro y gris, el blanco es amarillento para resaltar más la suciedad que arrastra la pobreza y el resultado es una fotografía maravillosa y acondicionada al contenido. Las escenas nocturnas son de una grandeza incuestionable. Los planos cortos de genio, sobre todo cuando se fijan en el personaje de Henry Fonda. Las imágenes de las carreteras polvorientas y desérticas un festín visual. Para más desenfreno, los diálogos enriquecen este banquete cinematográfico como un calórico postre meditativo. Jane Darwell (Ma Joad). Es la columna vertebral de la familia, la matriarca. Una mujer poderosa en sabiduría y en afecto. Fuerte y fértil como la tierra que tanto desea. Con una magnitud de corazón que se extiende más allá de su cuerpo arropando a todos con calor y generosidad. Me conmociona siempre verla. Actriz como pocas, desgrana con sus manos el valor suficiente para no desistir aún en las peores condiciones. Colaboradora asidua de Ford, su registro dramático es portentoso, su clase en sus interpretaciones es inigualable. Se notan sus “tablas” adquiridas como actriz de teatro, cada vez que su cuerpo se mueve en una escena. En cada palabra pronunciada pausadamente y seguida por sus gestos faciales. Todo en ella se conjuga primorosamente en una bacanal de sensaciones. Henry Fonda (Tom Joad).No puedo precisar cuál es la mejor interpretación de este gran actor en su larga trayectoria, pero ésta es sin duda una de las mejores. Tom Joad recién salido de la cárcel, deambula hasta su tierra natal procurando sus raíces y un poco de paz. Cuando llega a casa ésta se halla tan vacía como su interior en un paralelismo monstruoso. Emprende camino con los suyos en ese tortuoso camino hacia la tierra soñada y se va llenando de la realidad que se va mostrando ante él. La escena final compartida con Jane Darwell es una de las mejores del cine de todos los tiempos. Su cara es un espejo de cada humillación, de cada gota de sudor y de cada injusticia. Sus espaldas el carro dónde ese peso es depositado a cada paso que da. Enorme Fonda en “As Vinhas da Ira”, su cuerpo esquelético aumenta la sensación de hambre, sus gestos corporales calculados al milímetro le confieren más expresividad y ayudan a hacer creíble el personaje. Sus ojos sostienen durante todo el filme una mirada triste, profunda y desesperada, en un fiel reflejo despiadado de la historia que le envuelve.
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